Muchos socios y administradores de sociedades disponen de una tarjeta de crédito o débito vinculada a una cuenta de la sociedad para hacer frente a gastos relacionados con la actividad de la empresa. Sin embargo, tener la tarjeta de empresa en el mismo bolsillo que el dinero particular muchas veces deriva en que la tarjeta de empresa acabe usándose no sólo para la actividad de la empresa sino para gastos privados.
¿Qué consecuencias negativas puede tener esto?
Distorsiones contables El problema inmediato es que se mezclan gastos particulares y empresariales en la cuenta de la empresa, lo que aleja a la contabilidad de la imagen fiel de la empresa, que es lo que debe reflejarse.
Problemas de liquidez para la empresa Destinar dinero de la empresa a gastos particulares puede derivar en que la empresa acabe con poco dinero para pagar sus obligaciones con proveedores, trabajadores, Hacienda, etc.
Problemas fiscales Pueden ser varios.
- Regularizaciones en el Impuesto de Sociedades. Hacienda puede quitar gastos particulares que se haya deducido la empresa.
- Regularizaciones en el IRPF de los socios/administradores. Los gastos privados que asuma la empresa pueden ser consideradores como retribuciones encubiertas a los administradores/socios.
- Regularizaciones en el IVA. Cualquier importe de IVA referente a gastos privados que se haya deducido la sociedad puede ser anulado por Hacienda.
Todas estas regularizaciones pueden conllevar intereses de demora y sanciones tributarias.
Por tanto, ¡ojo con las tarjetas de empresa!